15 de diciembre de 2006

La L.O.E.

Una orientación europea para la educación


El primer gran paso en los sistemas educativos de un país moderno es lograr la generalización de la enseñanza obligatoria hasta los 16 años. Hito que logramos con la LOGSE muy tardíamente.Los pasos siguientes han de ir encaminados hacia la mejora de la calidad de enseñanza. Y este fue el objetivo de la LOCE y vuelve a serlo para la LOE.

Pero no es este un paso sencillo. De hecho la ampliación de la enseñanza obligatoria es un proceso traumático que, en nuestro país, entre otras cosas, ha dejado fuera de juego a los institutos de enseñanza media. Unos centros que funcionaban como relojes, nutridos por un colectivo de alumnos selectos con la mirada puesta en la universidad. A partir de la LOGSE, abruptamente, se vieron inundados por la totalidad de los alumnos del país, un buen número de los cuales no desean estar allí, ni comprenden todavía por qué tienen que estar si no desean seguir estudiando. Ante esto, el colectivo de profesores ha quedado sumido en la perplejidad, sin saber qué hacer con estos alumnos. Los profesores que pueden intentan escapar del barco sin rumbo por la vía de las jubilaciones anticipadas.
Nadie desde la administración se ha ocupado nunca de la readaptación de este colectivo de profesores a la nueva situación escolar.

Otro aspecto de las leyes educativas que importa mucho a toda la población implicada, si exceptuamos a la clase política, es el de los contenidos.

Puede decirse que la nueva ley mantiene básicamente los contenidos actuales, pero consolida la tendencia a la baja de niveles que ya se marcaba en las leyes anteriores. Parece como si nuestros políticos pensaran que los niños que abandonan la escuela lo hacen por no estudiar la Ley de Ohm. No queremos venir en conocimiento de que en algunos países nórdicos el fracaso escolar está casi erradicado y, al parecer, el aspecto más decisivo es la gran dedicación del profesorado a la tutoría. Donde, incluso, planifican periódicamente el trabajo de sus alumnos junto con sus padres. Y donde cuentan con servicios sociales que ayudan cuando los profesores creen no hallar el adecuado apoyo paterno.

A esta tendencia bajista “legal” habrá que añadir la que ofrezcan algunas editoriales que, contagiadas por el legislativo, intentarán llevar la rebaja más lejos todavía. Suele ignorarse que los profesores tienen sencillos recursos para atenuar el nivel de un texto y adaptarlo a los alumnos de menor ritmo, como: saltar algunos aspectos complejos o quedarse en un tratamiento solo cualitativo, etc. Pero la tarea contraria, partiendo de un texto muy bajo, es casi imposible ya que la administración no suele elaborar materiales de ampliación.

El eterno perdedor en nuestros sistemas educativos ha sido siempre “el buen alumno”.

Lo verdaderamente novedoso de la LOE es el cambio de orientación didáctica hacia las competencias.

El ministerio ha abrazado abiertamente las orientaciones europeas para la enseñanza. Pienso que esto constituye un paso decisivo, no solo por la conveniente tendencia a buscar la convergencia europea, sino, especialmente, por la elevada dosis de pragmatismo que la nueva orientación podría inyectar a nuestra enseñanza, tan sobrada siempre de lo contrario.

No me resulta posible, en el corto espacio de que dispongo, explicar las características y peculiaridades de la nueva orientación didáctica pero, al menos, intentaré una aproximación grosera al tema:

  •  Se acentuarán especialmente aquellos contenidos que resulten más relevantes, significativos y de actualidad para la vida del alumnado y su futuro social y laboral.
  •  Los objetivos que los profesores han de perseguir estarán más centrados en el modo cómo los alumnos son capaces de aplicar lo aprendido a su vida ordinaria y a comprender y explicar el mundo que les rodea.
  •  El punto de mira de todo el sistema se focalizará en hacer del alumnado personas competentes, a través de una enseñanza pragmática, para la vida.

Sólo queda esperar que la administración educativa sepa transmitir este nuevo paradigma y contagiar al colectivo de profesores en la búsqueda de las adecuaciones necesarias del trabajo escolar.



Manuel Reyes Camacho

Artículo publicado por la revista QeI (Química e Industria) en su número 567 de octubre-noviembre 2006.

6 de junio de 2006

Zorita se jubila


Los jubilados recientes tenemos una cierta hipersensibilidad hacia todo lo que huele a jubilación, quizá por ello he fijado mi atención en Zorita que es una vieja conocida de todos. Una central nuclear que ha cumplido sus 37 añitos de vida, demasiados para una nuclear, pero que con un único reactor de agua ligera de apenas 160 megavatios –una miseria– ha suministrado el 75 % de la energía de la provincia de Guadalajara donde se ubica. Y con una eficiencia difícil de superar: ha estado trabajando el 90,17% de todo su tiempo operativo. ¡Habría que concederle una medalla al mérito en el trabajo!

Ha recibido una muerte piadosa, se apretó el botón rojo de “parada en frío” a las 23:30 del 30 de abril pasado. En este momento centenares de barras de grafito cayeron lentamente sobre su núcleo incandescente, que así comenzó a enfriarse. Su corazón de neutrones comenzó a languidecer. Una semana más tarde se inundó el reactor de agua, se abrió la gran tapa de la vasija y se extrajeron sus órganos vitales, 69 barras de uranio “quemado”, que ahora hay que introducir en herméticas vasijas de cemento, plomo y acero, y darles piadosa sepultura bajo tierra.


Era la menos poderosa de la familia. Tenía 6 hermanas de 1 000 megavatios cada una, salvo Garoña de 500. Pero era la más vieja. Sus sistemas de control construidos en 1969 ya no eran dignos de confianza, así que el Gobierno Español y la Comunidad Europea, decidieron defenestrarla. Un gesto de prudencia digno de alabanza, especialmente si se tiene en cuenta su escasa aportación en el consumo energético nacional y que, comercialmente, estaba ya bien amortizada.

Ahora bastará con quemar apenas 23 toneladas de petróleo más en las centrales térmicas, cada hora, para sustituirla. Lo que tendrá la ventaja adicional de suministrar a la atmósfera unas 70 toneladas más de gases de efecto invernadero, cada hora. Y la no menos significativa de que ahora el monto de sueldos de trabajadores y técnicos, así como los beneficios empresariales volverán a las manos de Bush y los países árabes productores de petróleo, como está mandado.

¿Y de sustituirla por otra qué…? Ah no, de eso nada, en España no se monta una nueva central nuclear mientras quede un solo ecologista vivo o mientras quede un político que quiera ganar las elecciones. Lo que hay que hacer es eliminar las 6 restantes. Esto no será ningún problema en el futuro, Francia tiene 59 reactores nucleares y van a construir más, uno de ellos, enorme, en los Pirineos, con la intención de vendernos la energía eléctrica a nosotros, ¡los muy pillines! Pero con esta situación salimos ganando porque si algún reactor francés tuviera un accidente, la nube de gases y polvo radioactivo les caerían ellos. No es previsible que la nube vaya a tener la poca vergüenza de venirse hacia nosotros y atravesar las fronteras sin pasaporte. Además, incluso nos libraríamos de la enojosa tarea de formar a tantos cientos de científicos y técnicos de alto nivel y pagar sus sueldos de mayor nivel aún, y esto sin contar con los beneficios de empresa, etc. Todo este engorro correrá de cuenta de los franceses, ¡allá ellos!

Los chinos son otros locos de este estilo, han construido 6 centrales en los últimos tres años y están construyendo otras 50 más, ¡si serán brutos!

Por otra parte, algunos expertos nos explican que es absurdo que intentemos construir centrales nucleares. Pues ¿no tenemos ahí arriba, en los cielos, la más gigantesca y hermosa central nuclear jamás vista? El Sol, la inspiración de los poetas no deprimidos, la fuente de nuestra vida, no es otra cosa que una bomba de hidrógeno “explotando” de forma continuada durante cinco mil millones de años y, por fortuna para nosotros, le queda combustible –hidrógeno– para otros tantos. Y además no nos mata, porque la atmósfera y nuestro campo magnético terrestre hacen de sombrilla nuclear. ¿Por qué, entonces,  no instalamos células solares por doquier? Cubramos todos los terrenos que no sean productivos de paneles solares, totalmente ecológicos. ¿Que el kilovatio hora nos cuesta entre 60 y 75 céntimos de €, en lugar de los 2 céntimos que nos cuesta en las nucleares?  ¿Qué la energía total que una célula de éstas produce a lo largo de su vida es igual a la que se gasta en su construcción? Bueno, estos son problemillas que se resolverán con el tiempo.

¡Vaya marrón que se nos viene encima con esto de las energías! Con razón los gurús no dejan de repetir el mantra:
*       mmmmmm, la única energía limpia es la que no se gasta
*       mmmmmm, la única energía limpia es la que no se gasta
Repite conmigo:
*      mmmmmm, La única energía limpia es la que no se gasta
*      mmmmmm, La única energía limpia es la que no se gasta, mmmmmm…

Manuel Reyes